Publicado por: David Padilla g domingo, 15 de febrero de 2015

Fotografía: @avnVe
En el país suramericano la red de redes se baila con pesados zapatos a la espera de un buen ritmo

*Texto originalmente publicado en El Toque de RNW

“Se nos cayó Internet”, grita alguien en la oficina. Esos momentos imperceptibles en el que la conexión falla varios –de los precisos y necesarios- minutos, de repente se transforman en huecos enormes y puntuales sin el servicio, como el que ocurrió en Venezuela el 17 de enero de 2015.

De ahí la normalidad pasa a la adaptación. La velocidad, una de las más lentas entre un centenar de países en el mundo, disminuye, envejece de a poquito. Pasa primero en el espacio laboral donde los jefes y compañeros van sugiriendo cerrar la pestaña del navegador para racionar el flujo, como si se tratase del agua o de la electricidad, para después bloquear aplicaciones y sitios en la Web bajo la excusa de que hay que economizar el ancho de banda.

En Twitter comentan la lentitud progresiva, pese a las distintas sugerencias de reiniciar el modem o de golpearlo “por arriba” a ver si mágicamente se arregla como cuando  solucionábamos en el pasado la falta de señal en el televisor. La productividad entonces cae en el archiconocido plano de “no hay sistema” mientras la cuenta telefónica aumenta al refugiarse en el plan de datos.

Es un círculo, un baile con una maraña de cables interconectados que se basa en un estructura del estado cuyos beneficios anuales, provenientes de las ganancias por la prestación de esta tecnología, se repartieron en 2014 a otros ministerios y no se reinvirtieron para cubrir la demanda que hoy se vuelve más exigente ante más computadoras, tabletas, consolas de videojuegos e infaltables smartphones.

Todo esto en medio de una creciente ola que surfean jóvenes de entre 15 y 24 años de edad, que de acuerdo a la firma ComCore LATAM, representa al 40.6% de la audiencia online en la patria de Simón Bolívar.

Los nuevos rituales

“Ando de tienda en tienda a ver si me pego a Internet”, dice Juan Pablo Gil. Tiene 18 años. Pasea en un mall de la ciudad de Maracaibo con la Canaimita de su hermano Luis, uno de los equipos que el gobierno nacional le dio para las clases “pero que nunca usó porque no hay WiFi en el liceo”.
Pese a que Cantv, la compañía estadal de telecomunicaciones, ha colocado señales gratuitas en diferentes plazas y sitios públicos en buena parte de Venezuela, no ha querido utilizarlas por miedo a que lo atraquen en plena vía.

“A veces bajo juegos y series pero nunca me da la batería para que se descargue todo”, comenta a la par de que explica cómo cambió el sistema operativo de software libre a “pirateado” para poder trabajar más cómodo.

Una vecina suya, Katherine, de veintitantos atardeceres, tiene un ritual distinto. “Yo cierro la puerta del cuarto –anteriormente había señalado que vive en una residencia estudiantil- y pongo todo lo que voy a ver en el navegador, en la laptop (…) me voy a bañar y vuelvo a ver si ya todo abrió. Me da tiempo hasta de secarme el pelo”, dice entre risas, repitiendo el ritual tantas veces como sea necesario regresar al baño.

La versión oficial

Fotografía: @avnve
Venezuela cuenta con dos satélites en el espacio exterior, cientos de puntos gratuitos de WiFi y hasta ancho de banda compartido vía cable marítimo con Cuba, pero tiene una de las velocidades de conexión -así como de conectividad- más bajas de América Latina.

Pese a esto, el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación y también presidente de Cantv, Manuel Fernández se muestra optimista: “para el 2020 cualquier persona en cualquier punto de Venezuela, en cualquier hora o minuto que necesite y desde cualquier dispositivo que tenga a la mano debe poder acceder a los servicios de telecomunicaciones”.

Basa su comentario en el Plan Nacional de telecomunicaciones, tecnologías de información y servicios postales 2014-2019, un documento –no disponible todavía para su consulta pública- que va cónsono con el Plan de la Patria, ese lineamiento discursivo que marcará el rumbo económico y social del país hasta el fin del mandato presidencial en esta década.

Los sectores clave para mejorar, mediante estrategias de contenido, aplicaciones, infraestructura y conocimiento, son once aunque destaca el de administración pública nacional porque se ve como el primer paso para destrancar y solucionar en otros niveles donde repercute el acceso y finalmente, en la celeridad de la red de redes.

“Haremos todo lo que haya que hacer desde el punto de vista de las políticas del Estado y de las acciones concretas en el área de infraestructura, en el área de las aplicaciones sobre la misma, en la de los contenidos que se intercambian a través de esas aplicaciones y con el conocimiento de todas las áreas necesarias, tanto como usuario como de desarrolladores, para que sea posible ese sueño”, aseguró en marzo de 2014 el titular de la cartera de ciencia y tecnología.

En la espera se mantiene la danza oficial, ese rito de bailar desconectando y volviendo a conectar el modem y de cargar esos pesados zapatos de velocidad a la espera de un agitado pero buen ritmo de Internet.

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