Le pedí a un estudiante universitario, en sus agitados veintidós años, que me contara su vida. Comparto intacta su historia con excepción de algunos datos para resguardar su identidad. Aunque parece cortada al final realmente así la relató: 

Hice muchas locuras durante mi época del liceo, cosa que hoy pienso que es vandalismo. Algunas fueron a final de lapso en Segundo año de Ciencias donde mis primos y yo incendiamos cauchos en la entrada del estacionamiento, dañamos el agua del filtro, pintamos las paredes con aerosol, tapamos los baños con cemento, le colocamos electricidad a los aires acondicionados, sellamos las puertas de los salones con  algodón y pega loca, entre otras cosas.

Por esto el director, que es primo de mi abuela, me bajó puntos en mis notas generales además de que retrasó mis notas certificadas y mi título por lo que perdí en el año que me gradué la inscripción a la universidad, algo que viendo en retrospectiva lamento mucho.

Salí asignado en 2009 por OPSU para estudiar idiomas. Al año siguiente realicé los pasos para ingresar a la Universidad del Zulia (LUZ) pero no quedé asignado. Lo mismo me pasó los dos años posteriores. 

En 2013 conocí en la Facultad de Humanidades y Educación a una persona que trabajaba con el centro de estudiantes. Se ofreció a ayudarme a entrar a cambio de dinero. En vista de que no quedaba asignado y con ganas de estudiar, acepté su propuesta y en diciembre de ese año comencé.

Así es como hoy estoy aquí estudiando Comunicación Social donde he pasado cosas parecidas a las de mis años en el liceo, como lo sucedido en febrero de 2014 con las llamadas guarimbas. He estado en varias protestas y manifestaciones y en todo lo que me dicen dónde va a haber algún bochinche. 

Vivo con mi abuela, que no está muy de acuerdo con las cosas que hago, así que las realizo a escondidas. Busco como excusa salir con mis amigos ya que ella no me deja ni a sol ni a sombra. Es muy sobreprotectora y eso que no soy el menor de sus nietos y tampoco soy menor de edad.