Archive for 2010

Documentos que reconocen la libertad de expresión como un derecho

El tema de la libertad de expresión nunca se vence en Venezuela. Como siempre hay un hecho en el panorama local que lo convierte en material de revisión, vale entonces echarle una ojo a los documentos legales criollos e internacionales donde se reafirma como un derecho:

Posición 4: Declaración Universal de Derechos Humanos

Aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948, la Declaración Universal de Derechos Humanos es “EL TEXTO”. Buena parte de los países adscritos al organismo internacional lo usan como base para redacción de reglamentos, leyes y hasta elaboración o reformas de la constitución nacional.

De su artículo 19, en menos de tres líneas, se extrae lo siguiente:
  • Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.


Posición 3: Declaración americana de los derechos y deberes del hombre

Si la comparan con la anterior, no difiere en muchos aspectos. De hecho esta fue aprobada seis meses antes en el mismo año (1948) y tiene par de elementos que la hacen única: está dirigida principalmente a los miembros de la Organización Estados Americanos (OEA) y desde 1994 consiguió jerarquía constitucional a través de un tratado internacional. De su numeral IV se rescata esta única línea:

· Toda persona tiene derecho a la libertad de investigación, de opinión y de expresión y difusión del pensamiento por cualquier medio.

domingo, 1 de agosto de 2010
Publicado por: David Padilla g

Periodismo sabor a Kapuscinski


Un texto del señor Ryszard Kapuscinski son como esos regalos que si bien inesperados, faltos de sorpresa, pero siempre necesarios.  Como lo mío va de periodismo y comunicación, vale soltar una de sus joyas.

El periodismo como pasión, entendimiento y aprendizaje

Antes, el periodismo era una misión practicada por unas pocas personas con amplios conocimientos de cultura e historia. Lamentablemente ahora ha pasado a ser una profesión de masas en la que no todos son competentes. Hoy lo tratan como una carrera más que puede abandonarse mañana si no rinde los frutos económicos esperados. En consecuencia ha perdido cierto aire aristocrático que lo distinguió en el pasado. Tan es así que en nuestros días, en cada pueblo hay una iglesia y una escuela de periodismo.

Aprender y ganar

Los reporteros significan un grupo especial entre los periodistas: entregan tiempo, ambiciones, aspiraciones y energía para cumplir con su oficio. Dedicación, concentración y reflexión permanentes constituyen su savia. No obstante, algunos se duermen en sus laureles por enfocarse más en el dinero a costa de la calidad. En ese sentido conviene señalar que en los primeros pasos reporteriles es preferible centrar las miras en la calidad aunque no pueda ganarse mucha plata. Simultáneamente no se logran ambas cosas. Si al inicio se elige ganar menos, al final el periodista sale ganador. Porque nuestro oficio no arroja resultados inmediatos. Hay que trabajar años y años. Antes de los 30 ó 35 todo es aprendizaje. No hay que desesperarse por ganar reconocimientos. La paciencia debe ser una de nuestras virtudes.

En nuestra profesión, más que volvernos cínicos o fríos, el tiempo nos hace más sensibles y vulnerables por las tragedias testimoniadas.

Cazadores furtivos

Nuestra profesión de cronistas, de reporteros, de periodistas, requiere de mucha lectura: es una debilidad pero a la vez una fortaleza de nuestro quehacer. Sin embargo, la mayoría se preocupa más en cómo escribir y muy poco en qué leer. En tales menesteres la ayuda de los colegas es indispensable. Debemos ser cazadores furtivos de otros campos: filosofía, sociología, psicología, antropología, literatura... Y profundizar en los temas. Hacerse sabios. Todo ello con el afán de hacer ver al lector.

Aprendizaje continuo

Años atrás tenía amigos muy talentosos profesionalmente, pero con el transcurso del tiempo desaparecieron del mapa. ¿Qué pasó? Ellos no se desarrollaron por sí mismos. No leían. No participaban en discusiones. No viajaban. Descuidaban su formación...

Debemos aprender a ser humildes y nunca dejar de aprender. Si se apaga el entusiasmo por aprender, se seca el fuego interno. Y si no se prepara uno, se marchita ese entusiasmo. La llama interna no puede descuidarse. No conviene esperar tal sequedad. Mejor prepararse, interesarse, involucrarse, y leer, leer, leer...

Momentos definitorios

El trabajo del reportero consiste en rescatar lo verdadero e interesante. En esa búsqueda solitaria todo depende de la gente. Es un oficio que se emprende a solas, pero está a merced de lo que hacen y dicen los demás. Los primeros 15 minutos frente a personas desconocidas y circunstancias nuevas son definitorios. Esos momentos son los que determinan el futuro e incluso parte de la vida. Esa conciencia genera una extraña e intensa sensación. En un ensayo, cierto autor señala que las relaciones se definen en los primeros segundos. Tal impresión lo marca todo. El resto es una continuación de los contactos iniciales. Por ello son tan importantes los primeros encuentros.
viernes, 23 de julio de 2010
Publicado por: David Padilla g

Hechos resaltantes del periodismo y la comunicación venezolana en los últimos años


Hoy es día del periodista en Venezuela y se arma la polémica. Sólo con la entrega de premios, tan polarizados como el propio país, basta para la respectiva indigestión. Vale entonces separarse del título y mirar desde afuera la profesión.

Es así como tratando de hacer un recuento de los hechos más resaltantes del periodismo venezolano en los últimos años, consigo la foto de Hector Rondón Lovera (la misma que abre estas líneas) que tomó del denominado “porteñazo” y que aparentemente ha sido el reportaje más emblemático en el país (de hecho, esa fue la respuesta que conseguí al lanzar la interrogante en Twitter).

La captura fue merecedora del renombrado premio Pulitzer, galardón que hasta ahora no recibido ningún otro venezolano en ninguna de sus categorías (y esperemos que bajo estas condiciones nunca lleguen a hacerlo).

Esto quiere decir que desde hace más de 40 años la profesión en la nación no ha sido reconocida internacionalmente. ¿Qué ha pasado entonces en los últimos años? He aquí un breve top-five con los eventos más relevantes del periodismo venezolano.

5.- Presidente Chávez recibe premio municipal de periodismo alternativo 2009  por lenguaje "pedagógico"

La  presencia del presidente Hugo Chávez en los medios es innegable: semanalmente se publica una columna titulada Las líneas de Chávez; cada domingo se lanza sus maratónicos programas de Aló Presidente además de las respectivas cadenas de radio y televisión durante las semanas; a principios de 2010 lanzó De repente programa radial que como él mismo dijo, es “esporádico” y que a la fecha no ha salido más, , además del uso de Internet con su famoso Chávezcandanga en Twitter o su blog.

Es allí, después de nombrar esta lluvia de espacios para la difusión del mensaje presidencial, donde surge la pregunta ¿esto convierte al señor en periodista? En 2009, el Consejo Municipal de Caracas consideró que sí al otorgarle una mención especial del premio Municipal de periodismo Fabricio Ojeda por uso del “lenguaje pedagógico y sencillo” con el que explica “los valores del proceso revolucionario” que él mismo lidera desde que llegara al poder en 1998.

Esto atrajo la furia de los periodistas y detractores (descalificados inmediatamente como envidiosos, capitalistas, escuálidos, oligarcas y demás palabras del vocabulario “revolucionario”) por cuanto no es solamente que le entregan un título a un hombre que aparentemente no tiene punto intermedio entre odiarlo o amarlo, sino que la profesión es vista como una “cosa” que cualquiera puede ejercer  con tan sólo contar con el medio.
domingo, 27 de junio de 2010
Publicado por: David Padilla g

Almuerzo en el colegio

Hora del almuerzo y veinte bolívares fuertes en la billetera. Una pésima combinación cuando sólo se lleva medio sándwich de jamón en el estómago y un par de franquicias, golpeadas por la inflación y que insultan a la alta gastronomía con sus atractivos combos, seducen a los que buscamos un oasis para palear el hambre a la desértica hora del mediodía.

Esa tarde no tenía muchas opciones: un local chino con comida de dudosa calidad, una farmacia con abarrotes y una venta de hamburguesas de corte americano, que pareció entender que había algún insumo en su menú que me inyectara de un “mientras tanto” a cambio del único billete que me acompañó ese día.

Tras elegir un asiento huyendo del obstinado dependiente con el trapeador, mis dientes hacían contacto con el trozo de carne casi quemado a la parrilla antes de ver el reflejo de un chico de mediana estatura en el vidrio del parque infantil.

La sonrisa vino de inmediato. Era aquel un personaje totalmente desconocido para mí pero fue su atuendo, un uniforme bicolor con letras de rojo vivo saliendo de su pecho, que lanzó a mi mente muchos años atrás en un par de segundos. Usaba el inconfundible traje deportivo similar al que utilicé durante la mitad de mi vida en el mismo colegio donde debía estar estudiando ese muchacho desgarbado de particular peinado.
martes, 15 de junio de 2010
Publicado por: David Padilla g

Cheo, el atrevido

José “Cheo” Gonzalez definitivamente fue un tipo interesante. Nació en 1950 y se graduó en el 73 como periodista de la Universidad del Zulia (LUZ). Falleció hace par de años y de seguro ya nadie habla de él, aunque parte de su historia sigue vigente en algunas dependencias de esta casa de estudio.

Fue uno de los tantos profesores fundadores de la Facultad Experimental de Ciencias así como dirigente gremial, creador de periódicos y Director de información y Relaciones Públicas de LUZ. Es sin embargo su cargo frente al semanario, que hoy se conoce como LUZ Periódico, donde a modo personal resalta su mayor proeza.
Quizás me adelante con tantos baches históricos en el camino. Sus detractores y seguidores se encargarán de corregir el curso del relato. Me remito a retratar a un hombre que se atrevió a publicar en la prensa universitaria algo simple y sencillo pero casi olvidado en estos días en el periodismo tradicional: una crónica. De hecho, no fue una sola sino las suficientes como para publicar el libro De tierras tintas.
lunes, 14 de junio de 2010
Publicado por: David Padilla g

Waka waka

“Mire, escúcheme un momento”, dice la jefa de prensa al verme llegar. El tono solemne y carente de cualquier maracuchismo indicaba que la orden estaba por llegar. “Le toca el trabajo especial de esta semana”, me lo suelta al tiempo que yo suspiro. Hace pocos meses me deslindé del departamento de prensa de LUZ Radio para integrarme al de producción y encargarme así de la Web (labor para la que fui –digamos que- contratado) pero mantengo lazos con mi albergue anterior por haber aceptado seguir haciendo la serie de reportajes periodísticos que suelen llamar trabajos especiales. 

Aquel día sin embargo no estaba feliz con mi asignación. Tan solo un día antes me habían quitado la carga al ofrecerle el trabajo a otra persona, pero esa mañana la pelota entró en mi arquería con un tema que alude al símil: el mundial de fútbol.  

¿Qué podría decir que no se haya dicho? El himno oficial de Shakira y su movimiento de caderas ya habían opacado cualquier dato importante sobre el evento, así como la historia del balón, de la mascota y de cuanto elemento simbólico exista. Pero luego pensé en algo sustancial que poco se ha sabido explotar: Sudáfrica.
domingo, 13 de junio de 2010
Publicado por: David Padilla g

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