Publicado por: David Padilla g viernes, 2 de mayo de 2014

Es un viernes a mitad de mañana. El sol en Maracaibo está para dejar ciego a quien no lleve lentes oscuros y hasta para derretir la tinta de los periódicos. 

El bus de Uniseis hace su acostumbrada ruta por el corredor vial de Cecilio Acosta con pocos usuarios. En una de las tantas paradas de su camino, sube a bordo un personaje trigüeño, en sus veintes, con camisa manga blanca y rayas azules, pantalones turquesa hasta las rodillas y zapatos amarillos. 

Lleva el cabello corto, casi al ras, con una fina y sencilla trenza bajándole desde la parte posterior de su cabeza hacia la zona baja de la espalda. La punta finaliza con pequeñas ligas de colores y sus anteojos oscuros tienen un marco que le hace juego con el calzado.

“Ante todo buenos días”, dice. No consigue respuesta. Repite el saludo con tanta intensidad que la reacción natural fue de varias señoras tocando su cartera o bolso creyendo que iban a ser atracadas. 

-Vengo a cantarles algo para que disfruten.  

Saca debajo de su brazo una corneta del tamaño de una botella de vino. Se ve nueva pero de dudosa calidad. No tiene cables pero sí varios botones y una tarjeta de memoria que rompe la armonía en su superficie. 

Una bachata harta conocida dentro de las radios populares comienza a sonar. No despliega voz sino una pista musical, suerte de karaoke para el intruso.

Al abrir su boca, el tono de la canción concuerda con la del cantante original: un puñal danzante en el corazón a la vista de todos. 

-AMARTE COMO TE AMO ES COMPLICAAADO. PENSAR COMO TE PIENSO ES UN PECAADOO…

Perfora con la mirada, a través de la montura oscura, a varios pasajeros mientras se pasea en el pasillo de la unidad junto a la corneta de fabricación china. Baila moviendo sus hombros mientras el contador regresivo del semáforo se queda en un eterno cinco. 

-YA NO SÉ QUE HACER, PARA QUE ESTÉS BIEN. SI APAGARA EL SOL PARA ENCENDER TU AMANECER. FALAR EN PORTUGUÉS, APRENDER A HABLAR FRANCÉS O BAJAR LA LUNA HASTA TUS PIEEEES.

El coro coincide con la parada más larga del tramo. Mientras anuncia como el autor que sólo quiere darle un beso, el conductor deja en claro que se había llegado a Delicias. 

Como nadie baja o sube, la marcha prosigue. La canción termina justo en el momento de que el bus cruza por el rectorado de la Universidad del Zulia.  No obtiene aplausos pero sí dinero.

Entre monedas y billetes de baja denominación recoge unos 25 a 30 bolívares. Agradece de la manera más educada posible y se baja del bus, como quien ha llegado a su destino. Aprovecha que el semáforo está en rojo, cruza la calle y se monta en un vehículo de la misma ruta pero en sentido contrario. 

”Canta muy bonito”, suelta una señora buscando complicidad. No la consigue. El ambiente sigue con un aire musical dejado por el cantante de Uniseis.

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