Publicado por: David Padilla g jueves, 17 de abril de 2014

Foto sin crédito. Publicada por El Toque
El ungido de Hugo Chávez llega al primer año de sus seis años en el trono presidencial venezolano.  Una breve revisión de su mandato
“Si algo ocurriera, repito, que me inhabilitara de alguna manera, (…) ustedes elijan a Nicolás Maduro como presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Yo se los pido desde mi corazón”. 

A las enigmáticas palabras de Hugo Chávez le siguió un momento histórico para el país sudamericano: la elección del sucesor luego de su muerte después de la campaña más corta de la historia reciente y de haber sufragado por el primer mandatario seis meses antes.

Nicolás Maduro fue el hombre. El ex presidente de la Asamblea Nacional, otrora Ministro de Relaciones Exteriores y posterior Vicepresidente de la República se coronó ganador ante el candidato opositor Henrique Capriles Radonski por un polémico y ajustado resultado de menos de 300 mil votos.

Ya había sido presidente desde mucho antes de que el Consejo Nacional Electoral lo certificara. El Tribunal Supremo de Justicia había permitido que hiciese campaña mientras cumplía sus funciones como segundo hombre al mando.  

Mientras el país presentaba posteriormente respeto al ahora conocido Comandante Supremo, Maduro se juramentaba como encargado y creaba su cuenta en Twitter.

Días más tarde comentaría desde la casa natal de su antecesor: “Yo sentí el espíritu de él (…) lo sentí ahí dándonos una bendición”, dijo concluyendo que fue el fallecido quien se le apareció en forma de “pajarito chiquitico” para consentir su marcha electoral.

El que ganó para estar seis años sentado en el trono presidencial, el elegido para continuar la revolución del siglo XXI, comenzó su historia entre la burla y la polémica. 

El elegido electo

Captura: Confirmado.com.ve
Las cifras estaban a favor de Maduro pero Capriles Radonski, el que participó en tres procesos electorales en menos de seis meses y había ganado uno -como gobernador- no lo aceptaba. El llamado a ilegitimar el proceso se hizo sentir con marchas, protestas y hasta cacerolazos.

Mientras todo esto sucedía, el elegido electo comenzaba su gestión con su tren ministerial, con el anuncio de sus primeras medidas y de la ejecución del llamado Gobierno de Calle en aquellas entidades donde el proceso revolucionario fue duramente castigado con votos.

En su camino instó a investigar si a Chávez le inocularon el cáncer, viralizó en las redes sociales frases como "Hoy tenemos millones y millonas de Bolívar" o "Hay que multiplicar, como Cristo multiplicó los penes" y hasta se cayó de una bicicleta en marcha durante una transmisión oficial. 

La venta del otrora canal opositor Globovisión y la posterior renuncia progresiva de sus empleados y productores mantuvo la agenda informativa ocupada mientras Maduro y su revolución coral, basada en el culto al líder eterno, obtenía más de 5 mil millones de dólares de China para atenuar la crisis que desde meses atrás los especialistas financieros vaticinaban.  

Finaliza un año

Foto sin crédito
Para el último trimestre de 2013 la escasez de alimentos, de productos, de divisas, repuntó. La inflación se incrementaba a la par del dólar paralelo.  Mientras el mexicano Juan Gabriel recitaba sus temas en el Palacio de Miraflores, una parte de Venezuela buscaba saquear locales bajo el permiso y beneplácito del gobierno nacional.

”No dejen nada en los anaqueles”, llegó a decir Maduro obligando a los empresarios a reducir al menos 30 por ciento a los precios de sus mercancías. Para esos días el autoproclamado presidente obrero pedía poderes especiales mediante Ley Habilitante con la excusa de acabar la corrupción hasta dentro de sus filas.

En un ambiente con el instrumento aprobado y con el Viceministerio de la Suprema Felicidad dando todavía de qué hablar, llegaron las elecciones municipales de diciembre.

Desde mucho antes este proceso comicial se veía como un recurso para legitimar al ungido de Chávez y de validar esa pérdida potencial de electores que tanto supo cuidar y mantener el Comandante Supremo hasta su muerte. Lo logró. 

Pese a perder las alcaldías más importantes y a no poder posicionar a su selección personal de candidatos como lo hizo apenas un año antes su antecesor con las gobernaciones, el poderío mediático del estado supo orientar su triunfo en el panorama nacional e internacional. 

Reunirse con esa oposición recién electa, a la vista de todos en televisión, resultó crear un clima de confianza, de aparente credibilidad que apaciguó los ánimos y que permitió que finalizase un año sin productos en anaqueles, con una exorbitante cifra del billete americano pero con tensa paz.

El fin del primer año

Captura: PSUV.ORG.VE
Los últimos 100 días del primer año de gobierno de Nicolás Maduro resultaron ser no sólo los más convulsionados durante su mandato sino en la historia reciente venezolana. 

La escasez de alimentos, la desaparición de las divisas como otro rubro más de la cadena de producción y la reorganización del sistema cambiario con devaluación incluida fueron algunos de los síntomas que se extendieron con las protestas y manifestaciones durante febrero y marzo de 2014.

Las promesas de tabletas electrónicas a los universitarios junto a invitaciones a las conferencias de paz se alternaron con casos de censura a canales internacionales en cableoperadoras locales, estudiantes detenidos en instalaciones militares y denuncias y grabaciones en video de represión por parte de las fuerzas del estado.

Esa poderosa imagen que Maduro supo cultivar dentro y fuera del país durante tantos años con el Presidente Chávez como capitán del navío, lo lanzó a la borda con un solo toque brusco del timón en su mandato. 

Ya ese “Somos mayoría” que tanto servía para recordársele a los adversarios políticos perdió su esencia a jazmín para tornarse nauseabundo, difícil de digerir.

Esto lleva finalmente al diálogo formal entre oposición y oficialismo, la reunión televisada en cadena de radio y televisión que se hace, como bien recordaron varios actores involucrados, por primera vez en quince años. 

Chávez no tuvo necesidad de hacerlo. Maduro, en el que las encuestas como las de la agencia IVAD no creen que la situación con su gente llegue hasta el 2019, sí.

A horas de acabarse los primeros 365 días de Nicolás, su gobierno recuerda al artífice de la Revolución del Siglo XXI y el intento de golpe de abril de 2002 mientras vive otro momento intenso para recordar, marcar en calendario y en el libro de historia. 

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