Publicado por: David Padilla g sábado, 12 de abril de 2014


Fotografía sin título. Publicada por El Toque
Venezuela vive un momento clave en sus comunicaciones. Internet se erige como protagonista mientras que la prensa, la radio y la televisión buscan sobrevivir ante medidas gubernamentales.  
Todo comenzó en el 2007, año de la salida de RCTV de las pantallas venezolanas y cuando el gobierno de Chávez reconoció perder ante la oposición por primera vez en un proceso electoral.   
Andrés Izarra, entonces director de Telesur y ex ministro de Comunicación e Información, pronunció las palabras que indicarían el camino que seguirían las telecomunicaciones públicas: “El socialismo necesita una hegemonía comunicacional”.
Esos polémicos medios de comunicación que actuaron durante el intento de golpe de abril de 2002 recibirían su ofensiva por parte del poderoso estado petrolero. Así pasamos del nacimiento de TVes, al surgimiento de  @ChavezCandanga en Twitter, hasta llegar al Sistema Bolivariano de Comunicación e Información (Sibci).
Los puntos en la historia donde se menciona la mega multa, la compra y posterior renuncia progresiva de trabajadores del otrora canal opositor Globovision, son simples detalles en el relato.
Hoy el cuento se detiene en los casos de censura y autocensura y donde ha sido Internet la tabla de salvación para informar, denunciar y establecer lazos con la verdad ante la desaparición sistemática de los oportunos contenidos en los medios tradicionales.
El papel de los periódicos
En los últimos 15 años la prensa venezolana ha logrado resistir la presión que ningún otro medio ha podido, como la ejercida contra la radio tras el cierre de 34 emisoras en 2009, y de la censura autoimpuesta en los medios de Internet en 2010, por los comentarios de un portal de noticias.  
Cada uno de los casos, con sus respectivas ramificaciones, tuvo siempre una explicación en algún periódico. Ahora, con la aparente ausencia de divisas han tenido que hacer muchas maniobras para subsistir ante este panorama.
Algunos diarios han optado por trasladarse a la Web en un universo local de 12.5 millones de usuarios (según cifras oficiales) o por reducir el número de cuerpos, convirtiendo su circulación en un rubro más regulado en este país. Otros no han sabido surfear las novedades tecnológicas de hace más de una década y se han declarado en cierre técnico.
Sin embargo, los impresos más osados han optado por proponer y han trasladado sus contenidos a la Web. Gracias a medios como Twitter, Facebook o Youtube se mantienen como pilares fundamentales para la información oportuna y veraz a los venezolanos.
De acuerdo con esa crítica, los movimientos gremiales se unen a los civiles para exigir a los poderes venezolanos una libertad de prensa que se apoye en las leyes y en el papel, que debido a la escasez de éste incluso empresarios colombianos han decidido suministrarlo en forma de préstamo a compañías criollas.
El tiempo de las televisoras
Foto: RCTV
Pasamos del fin de la concesión de RCTV en 2007, bajo los debidos procesos, a la salida abrupta de NTN24 de las cableoperadoras en 2014. Entre ambos casos hay una clara diferencia en años, en dueños y contexto político.
La razón de la ausencia de ambos canales televisivos es la misma: picar en la espalda de quienes llevan la camisa roja en Venezuela.
“Me van a llamar dictador, no me importa, voy a hacer normas muy estrictas para que se acabe el amarillismo”, dijo en su momento Nicolás Maduro en un claro mensaje a la prensa, el único medio al que no se le ha hecho un instrumento legal para regularlo.  
Ya a los medios audiovisuales se les llamó la atención con la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión (Resorte) y lo mismo ocurriría posteriormente con Internet, solo hizo falta agregar al título las palabras “y Medios electrónicos”.
Más adelante, además de las cadenas a las que Hugo Chávez tanto provecho sacó, el actual Presidente Ejecutivo anunció el espacio producido por el gobierno nacional, “Noticiero de la Patria”. La transmisión de este programa era obligatoria tanto para las estaciones privadas como las públicas. No obstante,  iba dirigido a las no estatales como medida de represalia por “sus mentiras”.
La hegemonía comunicacional que Izarra mencionó en 2007, hoy titular del Ministerio de Turismo, se consolida en 2013 con el Sibci, la unión de medios de comunicación del estado sirviendo al gobierno venezolano y que pese a que incluye dos de los cuatro principales canales en la parrilla nacional, no tienen el mayor rating de Venezuela.
Internet como pantalla dividida
Aquella polémica división en pantalla que realizasen los canales privados durante el intento de golpe de abril de 2002, donde se mostraba la imagen de Chávez contrastando con los hechos violentos de los que evitaba hablar durante cadena presidencial, hoy se ve solamente por Internet.
La red de redes se ha convertido en la verdadera válvula de escape ante las informaciones que surgen en cada pestañeo y que los medios tradicionales deciden, por autocensura o por imposición gubernamental, no informar.
Ya lo comentaba Reimy Chávez, periodista que renunció en pleno noticiero de Globovisión: “barricadas” era una de las palabras prohibidas. Este término se ha hecho común desde febrero de 2014 y ahora se erige como una de las etiquetas a tener en cuenta en la búsqueda de videos sobre el conflicto criollo en Youtube.
Durante las protestas acaecidas el primer trimestre, en ciudades como Caracas, la conexión a la Web aumentó en 35% mientras que en Valencia hasta un 25%. Asó lo reporte una operadora local de telecomunicaciones a un diario colombiano.
En sitios como Topsy se aprecia un aumento en buscadores y en redes sociales de la palabra “noticia”, en el contexto venezolano. Esto ocurre los días en el que el mundo se sorprendía por el asesinato de la Miss Venezuela Mónica Spear y de su esposo.
El uso de las etiquetas #SOSVenezuela o #PrayforVenezuela, posicionadas por estudiantes y por la sociedad civil en Twitter, es un caso que atrajo la atención tanto de medios internacionales como de artistas y personalidades.
Ni hablar del llamamiento realizado en una grabación clandestina por el dirigente de Voluntad Popular Leopoldo López. Ésta fue compartida por teléfonos móviles e Internet y en su momento obtuvo mayor efecto mediático que el de Maduro con todo el poderío comunicacional del estado, incluyendo las cadenas de radio y televisión.
Comparar todo este proceso con el ejemplo bíblico de David y Goliat todavía es absurdo. Aunque se ha registrado un considerable incremento de porcentual, el consumo de Internet se mantiene bajo. La organización de estas comunidades no se ha consolidado y el analfabetismo tecnológico está lejos de ser erradicado.
Pese a ese escenario, la pasión por construir con pequeñas iniciativas pero grandes valores sigue visible. Ya no se limita sólo al consumo sino a compartir producciones propias con contenidos de calidad. Evaluar y sobre todo, apoyar será clave para la verdadera democratización de los espacios en Venezuela.

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