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- Internet, maldita Internet
Publicado por: David Padilla g
miércoles, 22 de agosto de 2007
Es cierto todo lo bueno que dicen y han dicho sobre Internet. Pasamos de leer revistas y periódicos los domingos a escribir en nuestros propios blogs, de ver MTV a subir nuestros propios videos en Youtube y de tener pequeñas y costosas llamadas familiares, a videoconferencias múltiples con cualquier persona del mundo. Esto sólo es posible gracias a la masificación de la Internet, pero ¿cuántas de las cosas insignificantes de la vida nos hemos perdidos por esta maravillosa pero maldita invención post guerra?
Obvié cualquier exposición conceptual o basarme en interminables investigaciónes, para saltar directo a las consecuencias: pasamos de calurosas tardes donde compartíamos con amigos y familiares, ojeando voluminosos álbumes de fotos de algún viaje, graduación o matrimonio, a estériles invitaciones para visitar el respectivo fotolog en Flickr.
Las tardes donde los niños hacían rápidamente sus tareas escolares, con los respectivos regaños del padre o la madre, para luego ir a “echar una caimanera” con los panas, dieron paso a un rápido corte y pega de varios trabajos encontrados gracias a Google, para jugar luego World of Warcraft.
Obvié cualquier exposición conceptual o basarme en interminables investigaciónes, para saltar directo a las consecuencias: pasamos de calurosas tardes donde compartíamos con amigos y familiares, ojeando voluminosos álbumes de fotos de algún viaje, graduación o matrimonio, a estériles invitaciones para visitar el respectivo fotolog en Flickr.
Las tardes donde los niños hacían rápidamente sus tareas escolares, con los respectivos regaños del padre o la madre, para luego ir a “echar una caimanera” con los panas, dieron paso a un rápido corte y pega de varios trabajos encontrados gracias a Google, para jugar luego World of Warcraft.
Pare usted de contar que otras sensaciones o experiencias nos hemos perdido por la maravillosa red de redes, esa que hace la vida más fácil y en algunos casos, me incluyo vorazmente, crea hasta dependencia.
Quedará por parte nuestra inculcar nuevos valores a los hombres del mañana, generación que nace en medio del desastre del iPod, de Pikachu, de la piratería y de Harry Potter, y en la que de seguro, los conoceremos a través de un nuevo Yo, esta vez virtual.