Archive for abril 2015

Día del libro 2015: cuatro recomendaciones

Se celebra cada 23 de abril desde 1995. El día del libro es la excusa perfecta para regalar una publicación que nos guste o que simplemente nos haya marcado. En Venezuela tenemos varias limitantes: un libro nuevo cuesta en promedio un 25% de un salario mínimo, aunque si es el autor de moda el precio puede llegar hasta 50%. 

La burocracia gubernamental hace de las suyas y para editar nuevos textos desde el país habría que pasar por una serie de trabas donde sale mejor importarlos, aunque esto tampoco se puede hacer por la falta de divisas. 

Por eso se aplaude cualquier iniciativa donde se hagan trueques mediante bancos de libros o esas mega-ofertas en las que eventualmente se pueden ubicar en los mesones excelentes títulos de no tan reciente data  en algunas librerías de Maracaibo. 

Ante nuestra (auto) exclusión de un mercado global, me permito hacer unas concesiones gracias a Internet bajo la aclaratoria de que sigo sin apoyar la piratería pero estoy de acuerdo en la difusión del conocimiento. Espero que al menos con las recomendaciones que hago entiendan la diatriba:

  • 1Q84 -Haruki Murakami: Es hasta ahora lo más ambicioso del autor japonés, pensado en tres volúmenes. Mantiene el estilo de alternar historias en apariencia sin ninguna relación pero que poco a poco va hilando de manera magistral. 
Sinopsis
En japonés, la letra q y el número 9 son homófonos, los dos se pronuncian kyu, de manera que 1Q84 es, sin serlo, 1984, una fecha de ecos orwellianos. Esa variación en la grafía refleja la sutil alteración del mundo en que habitan los personajes de esta novela, que es, también sin serlo, el Japón de 1984. En ese mundo en apariencia normal y reconocible se mueven Aomame, una mujer independiente, instructora en un gimnasio, y Tengo, un profesor de matemáticas. Ambos rondan los treinta años, ambos llevan vidas solitarias y ambos perciben a su modo leves desajustes en su entorno, que los conducirán de manera inexorable a un destino común. Y ambos son más de lo que parecen: la bella Aomame es una asesina; el anodino Tengo, un aspirante a novelista al que su editor ha encargado un trabajo relacionado con La crisálida del aire, una enigmática obra dictada por una esquiva adolescente. Y, como telón de fondo de la historia, el universo de las sectas religiosas, el maltrato y la corrupción, un universo enrarecido que el narrador escarba con precisión orwelliana.

  • Ébano -  Ryszard Kapuściński: El maestro Kapuściński es todo un storyteller pero también un trotamundo, un redactor de poesías y de textos periodísticos que enlaza a través de increíbles relatos. No se puede hacer una presentación de su libro porque hasta ese punto él lo pensaba con bastante antelación. 
Sinopsis

He vivido unos cuantos años en África. Fui allí por primera vez en 1957. Luego, a lo largo de cuarenta años, he vuelto cada vez que se presentaba la ocasión. Viajé mucho. Siempre he evitado las rutas oficiales, los palacios, las figuras importantes, la gran política. Todo lo contrario: prefería subirme a camiones encontrados por casualidad, recorrer el desierto con los nómadas y ser huésped de los campesinos de la sabana tropical. Su vida es un martirio, un tormento que, sin embargo, soportan con una tenacidad y un ánimo asombrosos. De manera que éste no es un libro sobre África, sino sobre algunas personas de allí, sobre mis encuentros con ellas y el tiempo que pasamos juntos. Este continente es demasiado grande para describirlo. Es todo un océano, un planeta aparte, todo un cosmos heterogéneo y de una riqueza extraordinaria. Sólo por una convención reduccionista, por comodidad, decimos «África». En la realidad, salvo por el nombre geográfico, África no existe.

  • Biografía de Steve Jobs - Walter Isaacson: La mente creativa de lo que hoy es Apple se desarma en esta publicación. No se vende como un Dios sino como el humano creativo, pedante y explosivo que supo manipular su entorno pero también cambiar paradigmas en todos los ámbitos posibles. No hay punto medio al hablar de Steve Jobs: o se ama o se odia. Esta biografia, presentada de manera magistral por Isaacson, ayuda a delinear ese terreno. 
Sinopsis

La muerte de Steve Jobs ha conmocionado al mundo. Tras entrevistarlo en más de cuarenta ocasiones en los últimos dos años, además de a un centenar de personas de su entorno, familiares, amigos, adversarios y colegas, Walter Isaacson nos presenta la única biografía escrita con la colaboración de Jobs, el retrato definitivo de uno de los iconos indiscutibles de nuestro tiempo, la crónica de la agitada vida y abrasiva personalidad del genio cuya creatividad, energía y afán de perfeccionismo revolucionaron seis industrias: la informática, el cine de animación, la música, la telefonía, las tabletas y la edición digital. Consciente de que la mejor manera de crear valor en el siglo XXI es conectar la creatividad con la tecnología, Jobs fundó una empresa en la que impresionantes saltos de la imaginación van de la mano de asombrosos logros tecnológicos.
Aunque Jobs colaboró en el libro, no pidió ningún control sobre el contenido, ni siquiera ejerció el derecho a leerlo antes de su publicación. No rehuyó ningún tema y animó a la gente que conocía a hablar con franqueza. «He hecho muchas cosas de las que no me siento orgulloso, como dejar a mi novia embarazada a los veintitrés años y cómo me comporté entonces, pero no hay ningún cadáver en mi armario que no pueda salir a la luz»

  • Crónica de una muerte anunciada - Gabriel García Márquez: del autor colombiano es difícil elegir una obra. Me quedo en esta oportunidad con esta simplemente por la manera en la que juega en los tiempos sin perder el estilo que lo caracteriza. 
Sinopsis
En un pequeño y aislado pueblo en la costa del Caribe, se casan Bayardo San Román, un hombre rico y recién llegado, y Ángela Vicario. Al celebrar su boda, los recién casados se van a su nueva casa, y allí Bayardo descubre que su esposa no es virgen. Cuando lo descubre, devuelve a Ángela Vicario a la casa de sus padres, donde su madre la muele a golpes. Ángela culpa a Santiago Nasar, un vecino del pueblo.
Los hermanos Vicario –Pedro y Pablo–, obligados por la defensa del honor familiar, anuncian a la mayoría del pueblo que matarían a Santiago Nasar. Nasar no se entera, sino minutos antes de morir. Los hermanos matan a Santiago, después de pensarlo en varias ocasiones, en la puerta de su casa, a la vista de la gente que no hizo o no pudo hacer nada para evitarlo. A los 27 años, un amigo de Santiago (el narrador) reconstruye los hechos de los que él fue testigo.
Años después, Ángela Vicario estaría escribiendo cada día a Bayardo, primero formalmente, después con cartas de joven enamorada y, al final, fingiendo enfermedades. Así, Bayardo vuelve 17 años después, claramente desmejorado y con todas las cartas sin abrir.


jueves, 23 de abril de 2015
Publicado por: David Padilla g

Venezuela a través de mi blog

Foto: pressmaster
En tiempos de hegemonía comunicacional de estado, en Venezuela los blogs siguen abriéndose como pequeñas ventanas en el país, no solo para informar sino para crear consciencia ciudadana a través de diferentes temáticas.


Es mediodía de un fin de semana cualquiera en la Venezuela post-Hugo Chávez. Mientras los temas en Trending Topics en Twitter siguen siendo aquellos donde el gobierno ha establecido pautas contra el imperialismo, la “derecha fascista” y cualquier otro tópico ajeno al día a día, la agenda informativa de dos chicas de Maracaibo se orienta, a través de su blog, por temas que creen más prioritarios.

“Consideramos hablar acerca de arquitectura, arte, diseño y cultura, porque son aspectos necesarios de cultivarse en nuestro país. El mejor paso para empezar es pensando en los jóvenes como público y al mismo tiempo llevar nuestra opinión en voz alta. Aunque a veces tratamos ideas complejas y desconocidas, nos aventuramos con nuestros lectores”, comentan las blogueras a través de una estructurada entrevista vía correo electrónico.

Son Fabiana Parra y Andrea González. Ambas son arquitectas y no superan los 25 años de edad. Pese a las ideas de personas mayores que pudieran decirles que Venezuela se ha convertido en ese pueblo rural del país del que hay que salir para crecer, ellas tienen claro su objetivo de expandir su bitácora en Internet e incluso se preparan para ello cursando un posgrado.

Piensan que su aporte a esta nación lo realizan en su espacio en la Web fomentando la expresión.

“Creemos que el motivo inconsciente siempre será destacar el talento venezolano en cualquiera de sus ámbitos, ser un medio de información alterno a los tradicionales que ya conocemos, eso acompañado con las voces de las personas que nos caracterizan: proactivas, creativas y siempre con algo que decir”, aseguran.

En un país de alta polarización política, dónde los radicales acusan a los medios de autocensurarse, ellas creen que debe existir un punto intermedio para expresarse y buscan aplicarlo en cada entrada. “Aprovechamos nuestras diferencias –señalan- para hacerlas evidentes en nuestro blog. Diferimos hasta en la manera de escribir, lo que hace que el blog sea más de nosotras”.

Blog como reto

Sin crédito
No hay una cifra oficial de cuántos blogs existen en Venezuela ni de los que han prosperado en los últimos quince o dieciséis años. Muchos se han desvanecido en redes sociales como Twitter, herramienta que ha pasado a ser de importancia para el venezolano de a pie por la facilidad de redacción (similar a un mensaje de texto), la inmediatez del reporte a través de redes y por ser la válvula de escape directa ante la falta de informaciones en medios tradicionales.

Por eso las bitácoras lo tienen difícil a la hora de competir. Fabiana y Andrea lo ven muy claro y utilizan herramientas visuales para atrapar a sus lectores e incentivarlos a que reaccionen con el mismo impacto de un tuit o un mensaje en Facebook.

Comenzaron en 2013 en ese camino. La necesidad surgió de ambas para expresar su opinión y compartir vivencias para otras personas. Era un desahogo, como bien lo mencionan, pero también una manera de retribuir experiencias que pudiesen servir a aquellos que decidieron transitar por su misma vía.

“Como nosotras, el blog ha pasado por distintos procesos de transformación: desde estudiantes a tesistas y luego a profesionales. Nos encanta que eso se demuestre fácilmente en el nivel de contenido que queremos alcanzar, pero para ello hay que trabajar todos los días. Queremos continuar porque simplemente es un proceso que nos hace feliz, nos saca de la rutina de nuestros trabajos y nos mantiene creando, haciéndonos preguntas”, comentan.

Creen que el futuro de ambas es el futuro del blog pero entienden que el siguiente paso es salir de la red y entrar en una etapa de realización de talleres, elemento de ciudadanía donde puedan incluir a más personas con la visión de hacer cultura.

En sus declaraciones hay implícita una mentalidad de que hay que limpiar primero la casa si se quiere cambiar al mundo. Por esa razón piden primero que se realicen preguntas sobre cómo está el entorno principal, el que viven día a día: las ciudades.

"La respuesta a eso es generalmente frustrante porque toma tiempo. Es un proceso muy lento que necesita paciencia. Es imposible pretender que de la noche a la mañana las personas hagan algo bueno todos los días (…) la gente necesita cultura para aprender a querer la ciudad". 

"No solo ver lo negativo, sino lo bueno que aún se está haciendo a pesar de eso", indican dejando claro que desde un blog o unas pequeñas líneas podrían afectar la perspectiva de otra persona y así, poco a poco, comenzar el cambio que se anhela para Venezuela.

domingo, 19 de abril de 2015
Publicado por: David Padilla g

El choque de Cirilo

Foto propia...del momento del choque
Aceptó con una sonrisa llevarme a mi destino. Siempre lo hace. El señor Cirilo se consigue habitualmente sentado en las mañanas en la línea de taxi ojeando un periódico de unos seis o siete días de antigüedad. Ya ni me molesto en pedírselo prestado. En su lugar escucho sus historias.

Así me reveló -casi con un mar entre sus ojos- cómo consiguió con su fiel carro en forma de embarcación marítima el pago de su marcapaso y de cómo dio vueltas un fin de semana completo para conseguir los medicamentos para su cáncer que finalmente le vendieron vencidos, bajo su riesgo, porque era “lo que había”.  

En la mañana del domingo contaba las penurias para comprar tres pollos en la carnicería que pudo conseguir abierta. Comentaba cómo había logrado cuadrar que el joven que le atendía dividiera un muslo con una señora casi de su misma edad cuando una camioneta aceleraba en una calle donde debía parar.

Iba a mucha más velocidad que el barco-taxi donde yo iba montado. Pese a la excesiva rapidez, todo se vio en cámara lenta. Recibí algunos golpes en la frente y en la barbilla y otros en la rodilla derecha. Cuando pasé el shock, pregunté al señor Cirilo si todo iba bien con él. Su lamento iba con el carro, con el vidrio resquebrajado y con el pasajero, pero luego se dio cuenta de su dolencia en el brazo derecho por el volante.

Logró salir primero que yo del auto mientras el chofer de la camioneta trataba de abrir la puerta donde me encontraba. Hice par de llamadas para comunicar que no iba a llegar hasta que me di cuenta de mi sangrado. Era leve pero constante.

Tomé papel sanitario que Cirilo tenía en su guantera y me recubrí. Salí para encontrarme con preocupados en la zona examinándome por curiosidad y temor. Fui la atracción ante los que iban cruzando la avenida donde estaba la colisión.

El taxista analizaba el impacto mientras yo llamaba a tres o cuatro personas. Como nadie respondía me resigné a tomar fotos e incluso a tuitear sobre el asunto. Ya estaba formado un tumulto de gente porque una hora antes de nuestro choque hubo uno similar con heridos de gravedad.

No eran ni las diez de la mañana cuando otro taxista de la misma línea donde trabaja Cirilo me buscó.  Él anciano quería que yo llegara a mi destino a tiempo. Le agradecí pero con el sangrado y los golpes decidí cambiar de agenda e irme a casa.

Algunas horas y varios algodones ensangrentados después, me contactó el segundo chofer. Le había dejado mi número en caso de que necesitaran mi declaración.  La necesitaban.

Aparentemente el primer policía que llegó al suceso había reportado lesionados confundiendo el golpe de la mañana con el nuestro y ambos vehículos debían ser confiscados por este hecho. Me vestí y regresé al lugar confiando en que por mi nadie saliera perjudicado por los rasguños y los golpes que pasarán factura al día siguiente.

Era inevitable. El fiscal de transito había hecho toda la gestión para que ambos vehículos pasasen arrumados a un estacionamiento hasta que los involucrados desembolsen una suma cuantiosa por almacén y servicio de grúa. Por como iba la conversación, todo estaba listo para que surgiera entre los afectados la pregunta de “¿cuánto hay que darte para que eso no ocurra?”.

Me fui, con una constancia de lesionado y con una exigencia de la policía de que fuese a un médico forense para iniciar un largo proceso burocrático donde Cirilo  salió como víctima simplemente por trasladarme, sin que terminara de contarme cómo pudo comprar tres pollos en la carnicería.

Le regalé dos pastillas de ibuprofeno. Las aceptó como bien sabe, con una sonrisa, llevándose eventualmente las manos a la cabeza y pensando qué hacer con su vida a los setenta y tantos atardeceres ahora sin su antigüedad rodante.  
domingo, 12 de abril de 2015
Publicado por: David Padilla g
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En Venezuela me quedo (incluye reportaje radial)

Foto: Dave Hernández
A pesar de que hay alrededor de un millón y medio de venezolanos que han salido del país para buscar mejores condiciones de vida, trabajo y estudio, jóvenes menores de treinta años –por una u otra causa- aceptan el reto de seguir y crecer en la tierra de Bolívar.


Gusmán Daboín tiene 26 años. Tuvo que emigrar de su tranquilo y casi olvidado pueblo natal andino para matricularse en comunicación social en la ajetreada y caótica ciudad de Maracaibo. Concluyó no solo con el grado summa cum laude en su carrera sino que consiguió trabajo en la misma casa de estudios que lo vio llegar.

Hoy esa oficina donde ha forjado amistades o ha crecido y acumulado nuevas experiencias se desvanece de a poquito como saco de azúcar en el agua. En menos de un año al menos cinco compañeros se habrán ido del país o están en planes de hacerlo, al igual que casi un millón y medio de venezolanos en los últimos veinte años, según las estadísticas que van acumulando las organizaciones no gubernamentales.

Él no engrosará esa lista. No formará parte de ese cinco por ciento total de emigrantes por una de las razones que, como él, muchos jóvenes identifican: su familia.

"No me quedan dudas de que en otro país tendría mejor calidad de vida. Tampoco me quedan dudas de que en otro país no sería plenamente feliz sabiendo que Cecilia (su mamá) y mis hermanas aquí la están pasando mal. "No sería feliz consiguiendo toda la comida sin hacer colas y con servicios públicos óptimos, pero sin saber cuándo volveré a ver a mi mamá o si la volveré a ver”, comentó a principios de 2015 en una de sus redes sociales.

Quedarse entonces implica vivir con limitaciones, saber exactamente cuándo gastar y en qué no hacerlo. También convivir entre asientos vacíos mientras sucede todo pero, además, aceptando que se abren nuevas oportunidades que en crisis se han resuelto con formación, educando para continuar en el camino.


Reportaje radial elaborado para LUZ Radio
Los nuevos retos

“Tengo esperanza. Me niego a abandonarla. Sé que se está apagando esa lucecita de que las cosas van a mejorar. Trato de mentalizarme de que viene algo mejor y sigo trabajando acá para que cuando ese momento mejor llegue no me haya quedado atrasado”, comenta Gusmán.

Cree que el sendero a transitar es la educación, un campo minado por salarios poco atractivos, pero con nuevas vacantes a diario por las emigraciones, entre otros elementos. En el caso de su sitio de trabajo, la Universidad del Zulia, el profesorado se ha ido reduciendo progresivamente en los últimos tres años. Entre renuncias, jubilaciones, fallecimientos y suspensiones ha quedado un déficit de 750 profesores para una comunidad que hace rato pasó de 30 mil estudiantes.

Esto ha llevado a este y a otros centros públicos de educación superior a reformar sus políticas de ingreso, reducir la burocracia y ampliar el ingreso docente a través de incentivos, sin obviar las limitaciones financieras.

Con esto buscan aprovechar el bono demográfico existente, ese término que los especialistas usan hasta el cansancio para referirse a la mayor parte de la población que mañana será un contingente en edad laboral pero que hoy son tan solo menores que se han multiplicado por distintos factores (como el alarmante ascenso del embarazo precoz en adolescentes) y desde ya hay que ir creando condiciones de empleos productivos, posibilidades de ahorro y asegurarles recreación y estudio. En resumen, un futuro.

Foto: Dave Hernández
Pese a que no hay ese tipo de garantías, existe un pequeño espacio blanco en todo este gris panorama.
Gusmán tuvo su momento como ayudante académico con una sección de jóvenes de entre 18 y veintitantos años de edad a su cargo, justamente en el instituto que lo albergó como alumno y trabajador.

Por su estatus de graduado con altos honores no tendría que optar bajo esta modalidad porque su entrada -en un contexto inexistente en la actualidad- debería ser en automático bajo formación, pero no le importó.

Él no ve con buenos ojos que un puesto esté disponible tras la salida de otro. Más que oportunidad piensa en una fuga de talento que va a hacer falta en todos los aspectos, y que simplemente quienes se marchan se retiran del juego porque están cansados de vivir mal. 

“¿Que tengo mente limitada y que quizás en el futuro me arrepentiré? Asumo el riesgo. Solo sé que no puedo ser tan egoísta, porque de mi mamá no he recibido ni un poquito de egoísmo y a su edad es cuando más puede llegar a necesitarme". ¿Que no me voy porque soy un miedoso? Puede ser, me quedo con mi miedo que no afecta a nadie”, indica tecleando unas cuantas palabras en su bitácora personal.

No descarta irse del país, quizás a México donde le llama la atención el aspecto cultural, aunque condicionando su salida a su progenitora junto a su brazo dentro del avión.

Su lema de vida mientras tanto en la Venezuela después del expresidente Hugo Chávez coincide con la canción del argentino Gustavo Cerati, esa que probablemente muchos tararearían de conocerla: Es mejor quedarse quieto/ pronto saldrá el sol/ y algún daño repondremos/ terco como soy / me quedo aquí.

jueves, 2 de abril de 2015
Publicado por: David Padilla g

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